¿Por dónde y hacia dónde van los caminos de la vida de Nora García –alter ego de la autora–, en estos relatos? Van, en muchos casos, hacia lo que ella no creía, buscaba ni esperaba. Aventuras y desventuras, comedia y arte, ópera y tango, viajes y lecturas, crítica social y observaciones detallistas en torno a la ropa, modas y modus vivendi de distintas sociedades, incluyendo la presión permanente de los “mandatos sociales” e institucionales y la siempre, hasta ahora, tan castigada condición femenina.
Apoyada en la materialidad del cuerpo humano, Margo Glantz –nuestra autora más latinoamericana, mexicana, cosmopolita y tuitera– nos invita a recorrer sus caminos literarios: diversas empresas y peripecias domésticas, visitas obligadas (médicas) y placenteras (reuniones sociales, idas a museos y restoranes). El detalle y el fragmento, la memoria y la repetición, la obsesión y la lectura amplia, variada y erudita, articuladas con humor, sensibilidad y maestría. Prosas que conjugan ensayo y narrativa, autobiografía y catálogo experimental, historia y filosofía, sustentado todo en una vasta cultura, junto a poesías y microrrelatos.
Demian Paredes
El libro toma la forma de una suerte de diario fragmentado, un collage de textos donde la autora reflexiona sobre su vida, su relación con la escritura y la persistencia de los recuerdos. La fugacidad de la vida y la memoria, la relación entre lo real y lo imaginado, son algunos de los temas centrales que atraviesan la obra. En Solo lo fugitivo permanece, Glantz se adentra en los rincones más profundos de la existencia humana, explorando el dolor, el amor, la pérdida y la incompletitud de la experiencia.
El título de la obra hace referencia a la idea de que, en un mundo marcado por la transitoriedad, solo lo efímero—lo que se escapa—logra perdurar. Esta reflexión sobre la impermanencia se convierte en una constante a lo largo del libro, que se presenta como un testimonio de la lucha de la autora por encontrar una forma de inmortalidad a través de las palabras.
Con un estilo literario elegante y profundamente emotivo, Margo Glantz crea una obra que no solo reflexiona sobre el paso del tiempo, sino que también se constituye como un homenaje a la literatura misma y su capacidad para preservar lo que el tiempo y la memoria intentan desvanecer.