Sí, hoy vamos a intentar responder esa pregunta que no te dejaba dormir. Esa que te picaba desde adentro de la cabeza, que no te podías rascar y te hacía despertar a mitad de la noche para repasar respuestas potenciales: ¿por qué le pusieron Habla Memoria a la librería? 

Diríamos que es en referencia a la autobiografía de Vladimir Nabokov si no fuese un error llamar referencia a una cita directa

Hablemos, entonces, en primer lugar acerca de Vladimir Nabokov. 

Nació en Rusia en 1899 en el seno de una familia aristocrática y vivió una infancia plena cuyos recuerdos marcaron profundamente tanto su obra como su vida. El temor a los bolcheviques hizo que su familia se exiliara, dejándolo todo, en 1919. Comenzó así su vida en el exilio, que duró hasta su muerte en 1977 y que configuró uno de los temas recurrentes de su obra: la nostalgia por el hogar y una infancia feliz. Estudió literatura en Cambridge y, más tarde, se naturalizó estadounidense y escribió en inglés logrando un nivel de maestría tal en el uso de ese idioma que se consagró como uno de los mejores escritores del siglo XX en inglés.

Pero Nabokov no se limitó a la literatura. Su fascinación por la entomología, en particular por el estudio de las mariposas, es un elemento que se hace presente en sus ficciones.

Además, fue un entusiasta compositor de problemas de ajedrez, lo que influyó en la forma en que estructuraba argumentos y planteaba enigmas literarios. Muchas de sus novelas presentan diversos niveles de lectura, siendo habitualmente uno de ellos el de la resolución del problema central del texto: la identidad de un personaje, los verdaderos motivos de su comportamiento, la ubicación de un tesoro escondido o la posibilidad de la persistencia de la conciencia luego de la extinción física de los personajes. 

Nabokov fue famoso por sus argumentos complejos, sus inteligentes juegos de palabras y su uso de la aliteración. Fue el esteticista supremo del siglo XX, pero su obra no es sólo forma, sino contenido. Sus tramas y personajes contienen multplicidad de niveles y sus libros requieren (demandan, más bien) la relectura. Cada una de las cuales revela nuevos detalles, sutilezas e interpretaciones. 

Bien, Habla Memoria, entonces. Desde el título mismo comienza Nabokov a adentrarnos en un mundo propio, haciéndonos creer que es un escriba que aguarda  a la diosa griega, Mnemósine, para que venga a dictarle, prístinos, los guiones del ayer que él transcribirá obedientemente. Una alusión irónica, obviamente. O con doble sentido, mejor dicho (las capas de interpretación tan nabokovianas que habíamos mencionado antes), ya que la lógica narrativa misma contradice esa imagen rápidamente.

El título Habla Memoria encierra precisamente esta visión: la memoria no es un simple depósito del pasado, sino una voz viva que dicta la esencia de lo vivido. Curiosamente, el nombre original del libro habría sido Edivencia Concluyente, hasta que Nabokov decidió cambiarlo para no prometer un misterio que su obra no cumplía.

En definitiva, "Habla Memoria" no es solo un nombre, sino una declaración de intenciones. Es la invitación a descubrir la magia del recuerdo y a entender que, en cada palabra y en cada silencio, reside el poder de transformar el pasado en un camino hacia el futuro.